viernes, 2 de enero de 2015

Crónica de la segunda Masacrítica en San Silvestre

Miércoles 31 de Diciembre esta tarde postrera del 2014, segunda ocasión en que la masacrítica alcalaína coincide con el último día del año tras la novena edición que tuvo lugar en la San Silvestre del 2008. Pasamos de la número nueve a la ochenta seis años después, en aquella ocasión fueron quince los participantes que asistieron por la decena que se han congregado en este nuevo encuentro, acompañados a su vez en la línea de salida por un puñado de buenos amigos de lo ciclable.

Postrimerías de un lustro en una ciudad de coches aparcados, con una escasez de vehículos circulando y transporte público a partes iguales; un episodio atípico donde predominan los transeúntes de camino al correpondiente convite, much@s de ell@s curios@s al cruzarse con los timbres de la marcha ciclista, que aún siendo dos puñados, resuenan y entretienen ante el silencio que se va apoderando de la tradicional quietud que a veces se respira en el epicentro complutense.


Singular impronta la de un compañero ciclista de BMX, que disfruta de un espacio urbano poco frecuente para tal sinfín de saltos y piruetas. Continúa el garbeo por la avenida de Juan de Austria ¡segunda vez en que tres coches suceden al pelotón tras media hora de trayecto!, de manera que se emprende rumbo al Norte hacia una vía Complutense que dispone aún de un par de horas para siestear antes de la llegada de la pirotecnia.

Por contra, se vuelve a la cotidianidad climática con la llegada del frío y nos despedimos de dos compañeros que no han dispuesto de guantes  ...y es que hacía nueve meses que la temperatura que se cocía en la masa no bajaba de los diez grados. Avisados estábamos por el compañero José Ángel Garrido, madrileño de 59 años que ha estado pedaleando ininterrumpidamente día y noche durante una semana (18 al 25 de Diciembre) en el velódromo del Val por segunda vez en su vida.

Reaparecen los timbres de bicicleta y demás cachivaches sonoros al paso por la gasolinera ovni de San Isidro, tomando un Paseo de la Estación donde aún avistamos las idas y venidas de l@s pasajer@s del ferrocarril. Queda despedirse de las murallas medievales de camino al núcleo cervantino tras una hora de periplo bicicletero, en el que se ha trazado un recorrido parecido a la forma de una estrella con unas puntas más pronunciadas que otras, jalonados por varias tangentes en busca de lugares de convivencia en el tráfico.


Continúa la celebración frente a la Universidad Cisneriana hasta que suenan las campanas de las diez de la noche, emprendiendo cada mochuelo el retorno al olivo una vez consumido buena parte del combustible que quedaba en las piernas antes de la última cena del año. Y así es como en esta ocasión unos concienzudos biciclistas se despidieron no sin antes citarse para la siguiente quedada del miércoles 28 de Enero de este recién llegado 2015. Gozen ustedes hasta entonces de una feliz alegría entre las piernas con sus golpes de pedal.

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